La crisis sanitaria por el coronavirus provocó problemas en casi todas las industrias. El sector inmobiliario ha sido uno de los más afectados debido principalmente a dos factores: la caída en la comercialización debido a la reducción del poder adquisitivo de las personas y la cautela de los inversionistas, además del paro de actividades de la construcción durante la Jornada de Sana Distancia.
Seis meses después del primer caso de COVID-19 en México, las actividades productivas han comenzado a reanudarse. El empleo comenzó a recuperarse en junio, después de que se perdieran más de 2 millones de trabajos en lo que va del 2020. Por lo que las instituciones financieras deben poner atención en cerrar el año con mayor estabilidad, dijo el Banco Inmobiliario Mexicano (BIM) en un comunicado.
“El sistema financiero e inmobiliario no perderán estabilidad, quizá algunas instituciones resulten más afectadas que otras y habrá quien tenga menos fortaleza para soportar el incremento de la cartera vencida, el deterioro de otros activos y la disminución de los ingresos a consecuencia de la baja de la actividad económica, pero el sistema como tal seguirá estable, fuerte y con recursos para emprender el crecimiento desde el primer semestre del 2021”, precisó el BIM.
Debido a la demanda de vivienda, principalmente de segmento medio, y al incremento en la solicitud de espacios industriales y logísticos, se espera una ventaja en la recuperación del sector inmobiliario.
Por su parte, el Banco Inmobiliario Mexicano espera cerrar este año con un acumulado de 5,800 millones de pesos en fondeos para desarrollos.